Esta formidable, diversa, eclosión de educación popular, organización, movilización, construcción de poder desde abajo debe mucho a todas estas personas que pocas veces han sido reconocidas.
Mientras los verdaderos delincuentes siguen haciendo de las suyas y se burlan de torres y de helicópteros, el aparato judicial del gobierno de Chihuahua se orienta a fabricar culpables.
Ese colosal ser vivo está siendo masacrado. Si en algún lado hay que comenzar a construir la gobernanza del agua y combatir el abuso y el tráfico que se hace con ella, es aquí.
En Juárez se revela que la corrupción y la ineficacia de las autoridades es gasolina al fuego de la delincuencia. La de Culiacán revela que el abrazos no balazos no es absoluto.